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miércoles, 15 de mayo de 2013

A Javier Heraud




Tenía 21 años cuando murió, limeño de clase media, estudiante de Letras y era un precoz poeta ya reconocido en el Perú. Publicó su poemario “El río” cuando apenas tenía 18 años. Y, como dice una conocida canción sobre él, “además de ser poeta se graduó de guerrillero” [1]. Su nombre: Javier Heraud (1942-1963).  

Javier Heraud murió un día como hoy, 15 de mayo, pero no murió como suelen morir los poetas pretendidamente “malditos”, muchas veces estúpidamente ebrios o anestesiados por tal o cual alucinógeno, o perturbados por el simple hecho de existir, nada de eso; Javier murió como muchos de aquellos jóvenes que formaron parte de aquella generación sesentista que organizó y participó de la lucha armada que emprendieron los pueblos en muchos países de Latinoamérica. Después del triunfo de la revolución cubana, los Uturuncos, el EGP y las FAP en Argentina, la FALN en Venezuela, las FARC en Colombia, el ALN y el MR-8 en Brasil, el FSLN en Nicaragua, el MLN-T en el Uruguay, el ELN en Bolivia, así como el ELN y el MIR [2] en Perú y demás movimientos insurgentes en el continente, juveniles todos ellos, mostraron que el sacrificio de muchos jóvenes como Javier Heraud no fue producto de una mera aventura individual o desesperada (por no buscar el “diálogo”, como dirían hoy los socialdemócratas y liberales al unísono), ninguneada muchas veces mediante el enfoque psicologista (patologizando insistentemente la violencia armada para descalificar a aquella generación) sino a un hecho que traspasó las fronteras y que surgía debido a las mismas condiciones materiales e históricas de aquellos países en el que las demandas de las organizaciones populares jugaron un papel muy importante.      

Javier Heraud, además de ser poeta, fue miembro del Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla que en 1963 se alzó en armas para acabar con las injusticias sociales del país. Los años 60 del siglo XX fueron años de rebelión armada en el continente (rebelión armada en el continente que se prolongó hasta las décadas de los 70 y 80), en el que una juventud muy corajuda (tal vez la más valiosa de esa generación) se inmoló por un mundo mejor. En aquellos años el poder de la oligarquía y de los gamonales en el Perú, y demás terratenientes, mantenía un orden social injusto, en el que el servilismo de la hacienda era sinónimo de paz y de orden. Contra ese orden servil y semifeudal, Javier, junto a sus compañeros, se alzó en armas. Pero la muerte de Javier en la guerrilla no fue nada idílica (murió baleado por la contrainsurgencia que utilizó balas dum-dum y que a pesar de que ya había muerto siguió siendo baleado con saña), lo digo porque en el Perú el guerrillero (o la imagen romántica que muchos se hacen del guerrillero) no se encuentra lejos de cierta figura idílica. 

Pero ¿Qué es un guerrillero? generalmente es un civil que insurge en armas, como parte de una insurrección armada y organizada por otros civiles como él en la clandestinidad; la participación de civiles como guerrilleros es el resultado de una militancia política cohesionada por una misma ideología política o porque sus miembros comulgan con los mismos ideales para luchar contra el poder del Estado mediante el uso de la violencia armada (a la que califican como violencia revolucionaria). En función de la lucha armada, ya sea mediante la estrategia del foco insurreccional o mediante la guerra popular prolongada, el guerrillero actua en función de fines estrictamente políticos y programáticos dados por su organización. La violencia armada se convierte para el guerrillero en un medio para optener fines muy puntuales que se sujetan y responden a la concreción de una guerra moderna (según la teorización de RogerTrinquier), guerra en el que para socavar el poder del Estado (en este caso el Estado burgués) pasa necesariamente por socavar la moral del enemigo, en función de la desproporcionalidad de fuerzas (Estado contra guerrillas) mediante el ataque sorpresa a sus instituciones de poder y la emboscada a las fuerzas contrainsurgentes. De ahí que siempre los guerrilleros se encuentren "camuflados" como civiles, ya sea en el campo como en la ciudad, y sobretodo su lucha pretende ganar el apoyo y la ayuda de la población civil en su conjunto (como “el pez en el agua”). A tal fenómeno se ha convenido en llamarlo una guerra irregular o guerra no convencional; a juicio de Roger Trinquier tal fenómeno formó parte de un fenómeno mayor, a saber, la guerra moderna durante el siglo XX. Metafóricamente a tal hecho, en función de la estrategia insurgente, Robert Taber la llama “la guerra de la pulga” ya que la organización insurgente lucha como si fuera una “pulga sobre un perro” al que tiene que desangrar cuando se reproduce por todo el cuerpo (el alcance nacional) para así anular las fuerzas (las FFAA) y desgastar gradualmente el poder del animal. Como no todas las guerrillas triunfan, debido a la derrota, el costo por desangrar el poder del Estado es muy alto. 

Por eso si uno recuerda a Javier Heraud no debe pensar en él sólo como un ser altruista o poeta, debe aceptar el papel que cumplió como guerrillero al formar parte de una organización insurgente (el ELN), que si bien fue aniquilada rápidamente y desarticulada, no caben dudas de que el derrotero de toda organización insurgente es la misma, a saber, la guerra irregular o la “guerra de la pulga”. Incluso en los colegios nacionales que llevan su nombre hay muchos estudiantes que ignoran por qué Javier Heraud se hizo guerrillero. Quien piensa en Javier debería pensar también en la guerra de guerrillas, si de ser sinceros con el personaje histórico se trata. Ya su poesía delataba tal fin insurgente, en su poemario “Poemas de Rodrigo Machado”, escrito en la Habana en 1962, en uno de sus poemas, titulado “Poema”, se lee lo siguiente:  

Ahora debe ser, Juan, empuña tu fusil,
Pedro, coge tú la treinta.
Ahora hablaremos con las armas.
Antes era fácil, nos cogían con los gritos
en la mano, nos metían en las cárceles
Somos menos, no importa. Estamos
armados y con la fe en el pueblo:
Campesinos, obreros, estudiantes
ahora es el momento
levantémonos todos
para sembrar en la tierra,
en nuestro Perú
una nueva vida con machetes,
fusiles, hoces y martillos.
¿Quién podrá detenernos,
Si ahora somos menos
pero seremos todos
contra el puñado que gobierna… [3]  

Pero de seguro se dirá que Javier Heraud escribió aquellos poemas porque fue rápidamente "ideologizado" pero que en el fondo fue un ser noble y sincero. Sobre la nobleza y la sinceridad de Javier, de eso no caben dudas, muchos de los que fueron guerrilleros en el pasado lo fueron, así como quienes entregaron su vida por causas justas. Lo que llama la atención de Javier Heraud no sólo es su nobleza sino aquella peculiaridad de que un joven poeta con talento (y procedente de la clase media, con todo lo que ello significa en el Perú, culturalmente hablando) se anime a luchar en la misma línea de fuego por causas que muchos creen que están perdidas (o simplemente son delictivas). A pesar de que Javier Heraud murió muy joven y su poesía recién estaba transitando de un sentimiento juvenil, entre lo familiar, la naturaleza y la inocencia (la casa, el río, las montañas, las estaciones y demás), a un decidido sentimiento social, así como el papel que cumplió Roque Dalton en El Salvador, no caben dudas de que su poesía iba a cambiar, se iba a mostrar más fuerte (recordando aquellas “lágrimas de acero” ya derramadas por el poeta al cerrar el pasado). Si Javier hubiera sobrevivido al ataque que le dio muerte, caben muchas posibilidades, tal vez hubiera sido el poeta que acompañara y cantara las luchas del MRTA y por ende otra hubiera sido su valoración literaria e histórica, tanto en las letras, así como en la percepción política que muchos se hacen de él de manera idílica cuando leen sus poemarios "El río" o "El viaje" (en el que se encuentra su tan conocido poema "Yo no me río de la muerte").

Imagínense a Javier en la trinchera opuesta (y no sólo en las letras, sino también por una clara cuestión ideológica y de clase) de otro poeta como él, también peruano y, aunque disguste a muchos, también guerrillero, a saber, como Jovaldo (José Valdivia Domínguez). Si ese supuesto se hubiera dado el anatema e incluso la censura contra Javier hubiera sido lapidaria.

A 50 años de la muerte de este joven poeta cabe recordar que su poesía, así como sus acciones, a pesar de que muchos lo ninguneen o se hagan los desentendidos por lo que hizo mediante las armas, estaban llenas de mundo, a saber, un mundo nuevo.   

 

 
 
Juan Archi Orihuela
Miércoles, 15 de mayo del 2013.

 _____

[1] Ahí la canción Javier Heraud, composición e interpretación de Martina Portocarrero, la música es una muliza del centro del Perú.

 


 
[2] Las siglas de las organizaciones insurgentes de Latinoamérica durante la década del 60 alude a lo siguiente:

EGP: Ejercito Guerrillero del Pueblo.
FAP: Fuerzas Armadas Peronistas.
FALN: Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.
FARC: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
ALN: Acción Libertadora Nacional.
MR-8: Movimiento Revolucionario 8 de octubre.
FSLN: Frente Sandinista de Liberación Nacional.
MLN-T: Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.
ELN: Ejército de Liberación Nacional.
MIR: Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

[3] Heraud, Javier. Poesías completas y cartas. Peisa, Lima, 1976, pp. 159-160.

Una fotografía de Javier Heraud