Un día como hoy, el 18 de mayo de 1781, José Gabriel y Micaela murieron tras ser torturados de la manera más cruel. Ambos eran
esposos y conformaron una familia junto a sus tres hijos, dos de los cuales
fueron aniquilados ese mismo día. Ellos fueron los líderes de la mayor
insurgencia armada que remeció la estructura del poder colonial del imperio
español a fines del siglo XVIII.
José Gabriel Condorcanqui Noguera (Tupac Amaru II) y Micaela Bastidas Puyucahua o simplemente José Gabriel y Micaela, como pareja resumían todas las contradicciones étnicas que el
colonialismo insistentemente separaba y demarcaba durante el siglo XVIII. De
acuerdo a las clasificaciones del colonialismo, José Gabriel era “muy blanco
para ser indio y muy indio para ser español”; mientras que Micaela era “muy
india para ser negra pero no tan india porque tiene algo de negra”.
A pesar de esas clasificaciones coloniales, ellos resumen muy bien lo
que la mayoría de los peruanos somos en el presente. Por eso, si algo de sentido
tiene la retórica de la identidad histórica, en esa pareja, metafóricamente
hablando, se encuentran nuestros rostros, nuestra identidad como nación. Como pareja, ellos expresan el papel histórico de ser los padres de nuestra patria. El mestizaje cultural tiene bases materiales en la cuestión étnica, cuya concreción es histórica y se debate en función del poder.
Lejos de todo pachamamismo telúrico que linda con retóricas metafísicas,
ésta histórica pareja lideró una de las mayores insurrecciones armadas durante
el colonialismo para cambiar las injustas condiciones materiales a partir de su
base económica: abolición de las encomiendas, la destrucción de haciendas, la abolición
de la mita, la abolición de la esclavitud, la destrucción de obrajes y chorrillos. En suma, romper las
relaciones de dominación colonial. Tal hecho, frecuentemente es obviado porque
podría generar cuestionamientos prácticos al neocolonialismo que sujeta aún al
Perú y lo mantiene en su dependencia, que no sólo es económica. Por eso
recordar la hazaña que dirigieron José Gabriel y Micaela no se debe reducir al
martirio que sufrieron en el cadalso.
Asimismo, cabe anotar, que el movimiento que dirigieron José Gabriel y
Micaela no fue indianista como frecuentemente se le califica por una serie de hechos
productos de la guerra, como por ejemplo el desborde de la rabia del campesinado
indígena desatada con tanta crueldad en Tungasuca, Calca, Pisac y demás. O,
simplemente, cuando se observa y enfatiza la cuestión numérica. El ejército insurgente
que organizaron, además de la gran masa del campesinado indígena, tuvo entre
sus filas a criollos empobrecidos y a negros, liberados tras la proclamación de
la abolición de la esclavitud por José Gabriel. La unidad de las castas,
colonialmente hablando, fue un proyecto muy atrevido, no solamente por la
sumatoria que ello implicaba sino por la dirección que mostraba. Hubo criollos
y negros que no sólo conformaron batallones de asalto, sino que también dirigían
de manera dual junto a los indios. La consigna era clara, a saber, “el poder
colonial oprime tanto a blancos (criollos para la época), negros e indios”.
Políticamente, José Gabriel y Micaela no sólo se atrevieron a desmontar
al emperador, sino que encararon la necesidad de canalizar y organizar el
descontento del pueblo. Ellos incansablemente llevaron hasta donde les fue
posible la organización y la insurgencia popular contra el colonialismo. A
pesar de la derrota, el derrotero histórico que siguió el Perú aún tiene deudas
mal pagadas frente al colonialismo, a saber, la cuestión étnica en función del poder.
Juan
PS.
La retórica de la diversidad cultural, no encara lo que José Gabriel y Micaela encararon, a saber, la cuestión material del poder ¿Quiénes mandan en el Perú?
Escena de la película "Tupac Amaru" (1984) de Federico García Hurtado. En la escena se encuentran José Gabriel y Micaela. |