"Que fácil es engañar al que no sabe leer
cuantos colores, cuantas facetas
tiene el pequeño burgués.
(…)
Desde una mesa repleta cualquiera decide
aplaudir
la caravana en harapos de todos
los pobres.
Desde un mantel importado y un vino añejado
se “lucha” muy bien.
Desde una casa gigante
y un auto elegante se “sufre” también.
En un amable festín se suele ver “combatir”".
(Silvio Rodríguez. Canción en harapos)
La nominación “caviar” en el Perú
tiene una innegable significación política en la medida que identifica a un
sujeto político que frecuentemente reproduce en el espacio público un
determinado discurso, así como una práctica vinculada al espacio político de la
izquierda [1]. Por
ello el término “caviar” se emplea para nominar a un determinado tipo de sujeto
político de izquierda, a saber, aquellos que forman parte del ala izquierda de
la burguesía peruana.
Lo más apropiado sería nominarlos
como izquierda burguesa, sin embargo se les suele llamar “izquierda caviar”. A
pesar de que no es nada homogéneo el discurso de los “caviares” (como se verá
más adelante), por su práctica política (los intereses que defienden) sin lugar
a dudas forman parte del ala izquierda de la burguesía peruana desde hace mucho
tiempo: Durante los años 80 del siglo XX fueron parte de la dirección de la
Izquierda Unida (IU) [2], durante los años 70
tuvieron un discurso incendiario pro-revolucionario, pero se organizaron tan
sólo entre amigos y afines a los de su clase y status (un ejemplo claro al respecto fue aquel grupo llamado Vanguardia Revolucionaria-VR), durante los años 60 se
hicieron llamar así mismos como “la nueva izquierda” (ahora dicen ser la
“izquierda moderna”). Por su práctica política durante las últimas décadas del
siglo XX se les solía llamar “rabanitos”
(“rojos por fuera y blancos por dentro”), ahora son nominados simplemente como “caviares”
para hacer escarnio de su status de pequeño burgués o hijo de la burguesía cuando
dicen ser de izquierda o progresistas.
El término se generó para hacer
escarnio sobre tal sujeto (o sujetos), de eso no caben dudas, lo cual no impide
(ni mucho menos invalida o descalifica a quien lo emplee) su uso frecuente para
acentuar (exagerado o no) el status de tales sujetos. Al respecto Martha
Hildebrandt anotó lo siguiente:
“Caviar es
símbolo de vida de lujo, refinamiento, como decir champaña. Por eso, en tono de
burla, se llama así, por ejemplo, a los representantes de las ONG” (Ver el
texto completo aquí: Pulse)
Pero no todos los que tienen o
trabajan en una ONG son caviares (muchos son sólo trabajadores asalariados y sobretodo
eventuales) e incluso hay ONGs de corte liberal o pragmático que no tienen nada que ver con
el discurso “caviar” que se presenta como “progresista”. Los caviares
frecuentemente son los que dirigen y ocupan los altos cargos de las ONGs que tratan
temas sobre la ciudadanía, la promoción social, el feminismo, el género y los Derechos
Humanos (DDHH). Los caviares son los que establecen los contactos con la
cooperación internacional para recibir el financiamiento económico que les
permite no sólo efectuar sus “proyectos”
(y asalariar a sus trabajadores), sino solventar económicamente el status que detentan y hacen
gala como “progresistas”. Pero los “caviares” no son sólo sujetos de ONGs, también
se encuentran en diversas instituciones públicas y privadas: Partidos
políticos, participan en colectivos políticos o artísticos, universidades, prensa
(TV, radio y diario), Centros de Investigación Social (o los Institutos de Investigación) y demás. Los
caviares son aquella pequeña burguesía o los hijos de la burguesía que se
reclaman ser de izquierda y que en el Perú históricamente ha seguido aquel
derrotero figurado ya en muchas partes del mundo, a saber, de “incendiario a
bombero”. Los caviares son los que antes querían una revolución sin revolución
y que ahora sólo quieren una sociedad tolerante para que nada cambie, es decir,
para que los intereses de la burguesía y de los suyos (que en el fondo son los
mismos) se mantenga tal como está, boyante por el libre mercado. Y el resto,
para “ellos”, son simplemente los “otros”, el “diferente”, al que se le trata,
estudia, investiga, asesora, defiende (y también es capaz de tomarse una foto
junto a los que llama “otros”, si hace turismo o está en plena campaña
electoral) y asiste de manera paternalista.
Frecuentemente los aludidos (o
quienes se encuentran emparentados con ellos, así como quienes son amigos de
ellos, o, en su defecto, trabajan para ellos en sus ONGs y demás
instituciones), niegan y rechazan la nominación de “caviar” porque la
consideran una ofensa (significante que muchas veces les recuerda esa “mala
conciencia”, en sentido nietzscheano) cuando se espeta, políticamente, a tal o
cual sujeto político peruano de ser un
“caviar” (aunque hay algunos que lo toman “deportivamente”, es decir, lo
toleran y se reconocen como tales, hasta hacen escarnio de ser caviares entre
sus amigos más íntimos).
Los "caviares" o la pequeña burguesía de izquierda actuan de la misma manera en muchos países. Caricatura uruguaya que alude a los "Pequebú" (Pequeños burgueses) tomada de aqui: Pulse |
Los “caviares” o la izquierda
caviar no es un fenómeno exclusivo del Perú. El ala izquierda de la burguesía
en el mundo ha sido nominada, al igual que en el Perú, con cierto escarnio. En
Francia se les suele llamar Gauche Caviar,
en Inglaterra es el Champagne Socialist,
en USA es Radical Chic, en Venezuela
es Izquierda Hummer, en España se
nomina Pijoprogres, en Argentina son los Progres o izquierda caviar, en Alemania son los Toskana Zosi o Toskana-Fraktion, en Suiza (germano hablante) les dicen Cüpli-Sozialisten. Todos ellos animan y han animado en el mundo la
llamada “tercera vía”. Todos ellos no son más que en el fondo, si cabe el
término, la izquierda burguesa. Izquierda burguesa que actualmente tiene la
hegemonía del discurso en el campo político de la izquierda. Ellos son los que
frecuentemente enfatizan imperativa y polifónicamente la tolerancia, el “pensar
diferente” (así le llaman, aunque en el fondo todos piensan lo mismo), la diversidad, la
resistencia pacífica, la otredad (el otro), la “otra mirada” y demás. En suma
un discurso socialdemócrata para que nada cambie. En tal discurso también cabe
reconocer ciertos tópicos tan en boga actualmente, en función de sus fines
políticos, que muy bien Slavoj Zizek observó hace algunos años, a saber:
“Les gusta
evocar el racismo, la ecología, las injusticias cometidas para con los obreros,
etc., para ganar puntos contra los conservadores sin poner en peligro el sistema (…) El sueño de la izquierda
moderada y la Tercera Vía fue que el pacto con el diablo podía funcionar: O.K., ninguna revolución, aceptamos el capitalismo como el único juego del
pueblo, pero por lo menos podremos salvar algunos de los logros del Estado
de Bienestar, junto con la figura de una sociedad tolerante hacía las minorías
sexuales, religiosas, y étnicas” [Las negritas son mías] (Zizek 2004:
139-141)
Por ello el ala izquierda de la
burguesía en el mundo acompaña y anima las manifestaciones de la diversidad de
toda índole, así como enfatizan la etnicidad (a través del problema de la “identidad”,
sentida como fatalidad) de aquellos que anteriormente llamaban “pobres”, ahora
nominados como los “otros” (a quienes “defienden” tan sólo con la “denuncia”,
como en los tiempos del colonialismo emulando a Bartolomé de las Casas, para así
quedar bien con su conciencia), para capitalizar simpatías y aunar voluntades
que permitan justificar y acercarse a aquella “figura de una sociedad
tolerante”: Esa tolerancia que permite el libre mercado mediante el goce de la
mercancía de toda índole.
Nominar como “izquierda caviar”,
o sólo “caviares”, a los sujetos que comprenden el ala izquierda de la
burguesía peruana no debe ser un óbice (por la sorna) para reconocer la
práctica política de tales sujetos. Los “caviares” o la pequeña burguesía de
izquierda en el Perú, desde hace unos años se autodenominan así mismos como la
“izquierda moderna”, la “izquierda democrática”, y hasta se arrogan de ser la “izquierda dialogante”.
Frecuentemente los “caviares” descalifican (de manera kantiana desde un
supuesto “mundo de la ética” a través de una suerte de “yo inteligible”) todo
desborde de la violencia popular que acaece funestamente en los conflictos
sociales (alarmándose tan igual que la derecha); y no escatiman en aleccionar
sobre lo que debe ser la “política” y el “diálogo” en democracia (tan igual que
la derecha). Los caviares nunca cuestionan de
manera frontal el modelo neoliberal (tan igual que la derecha), que se
ha implantado en el Perú de la manera más brutal que en los demás países del
continente, a lo más consideran que se deben hacer ciertos “ajustes” (tan igual
que cierta derecha a la que llaman “dialogante”, con quienes “dialogan”
frecuentemente por ser amigos de ellos, además de ser liberales). Por algo
toleran y hasta defienden la espuria Constitución del 93 impuesta por el
fujimorato y eventualmente dan lecciones de estoicismo, con el dinero de la
cooperación internacional, mediante “el
discurso de la ciudadanía, la alteridad, la diversidad, el multiculturalismo o el empoderamiento de género” a los millones de
peruanos que sobreviven a duras penas con el sueldo mínimo (750 nuevos soles
que muchas veces hasta incluso es inferior a esa cifra) y en las peores
condiciones laborales o en el más infame desempleo.
Si bien es cierto que la derecha en
el Perú es la que más enfatiza el término “caviar”, eso no quiere decir que por
el simple hecho de darle la “contra” a la derecha, uno no debe emplear tal
término, todo lo contrario, ya que permite por lo menos reconocer hacia donde
apunta el discurso y la práctica de aquella pequeña burguesía de izquierda, que
no sólo se encuentra emparentada con la burguesía, sino que sobretodo defiende
los mismos intereses que ella mediante su discurso “progresista”. Y sobretodo
permite reconocer y observar, si cabe el término, “las contradicciones en el
seno de la burguesía”.
Actualmente a raíz de las
contradicciones en el seno de la burguesía peruana se ha generado un discurso
de confrontación entre ellos mismos a través de sus voceros, a saber, cierta pequeña burguesía limeña. Políticamente es el
pequeño burgués que le dice al otro pequeño burgués, o al hijo de la burguesía,
que es inauténtico. Precisamente esa suerte de búsqueda de autenticidad en el
seno de la burguesía ha generado aquel término ya divulgado y conocido en el
Perú, a saber, la Derecha Bruta y Achorada (DBA) [Ver aquí: Pulse También aquí: Pulse]. Espetar y reconocer que en el
Perú hay una DBA en el fondo genera en el espacio político un discurso que
legitima a la misma derecha que la enuncia, a saber, aquella derecha liberal que
hace todo lo posible por diferenciarse de cierta derecha conservadora, y
recalcitrante defensora del libre mercado (la ultraderecha), para dar un
mensaje tan diáfano: “Somos una derecha dialogante con la que se puede tener y
hacer efectivo proyectos en común”. La consecuencia clara al respecto, además
de las simpatías que genera esa derecha liberal en muchos “progresistas” y en
la izquierda en general, es la nueva bancada, generada a raíz de las rupturas
individuales de ciertos congresistas de “izquierda” con el nacionalismo,
llamada Acción Popular-Frente Amplio
[Ver aquí: Pulse]. Ni siquiera en el parlamento la “izquierda burguesa” puede tener
una bancada propia, así como en el pasado y que es tan evidente ahora, no puede
cortar su cordón umbilical con aquella burguesía de raíz “socialcristiana” (Tal
actitud recuerda “cuantos colores, cuantas facetas tiene el pequeño burgués).
Pero las actuales contradicciones
en el seno de la burguesía tienen, como no podía ser de otra manera, sus
antecedentes en una contradicción histórica, políticamente hablando, a saber, las
contradicciones en el seno de la pequeña burguesía de izquierda (que se dió allá por el año 1989, fecha en el que además cayó el "Muro de Berlín"). El
testimonio (fechado el 14 de diciembre de 1989) del respetable historiador Alberto Flores Galindo, sobre esa izquierda peruana compuesta por la pequeña burguesía, es tan diáfano y
sugerente al respecto:
“No sólo
estamos ante un problema ideológico. Está también la incorporación de todos
nosotros al orden establecido. Mientras el país se empobrecía de manera
dramática, en la izquierda mejorábamos nuestras condiciones de vida. Durante
los años de crisis, debo admitirlo, gracias a los centros y a las fundaciones,
nos fue muy bien y terminamos absorbidos por el más vulgar determinismo
económico”. [Las negritas son mías] (Flores 1991: 77)
“Esta
izquierda oficial [se refiere a la Izquierda Unida], empeñada en participar en
las elecciones y en los mecanismos tradicionales del poder, se aleja del
movimiento popular, es étnica y culturalmente distante de las mayorías
populares. No puede sentir como ellos y no los incorpora en los cargos
dirigenciales. Pero no es tampoco homogénea. De una izquierda que hace unos
años se pensaba todavía revolucionaria, se han ido desgajando y delimitando
algunos sectores. Uno transita hacía la derecha y el Apra. Aparentemente la
mayoría quiere persistir tercamente en el centro. Se empeña en las reformas.”
[Las negritas son mías] (Flores 1991: 82)
Esas contradicciones las
resolvieron, además de estar ya en el "centro", mediante la práctica y con un discurso socialdemócrata. Pero los "caviares" animan una
socialdemocracia bien “criolla”, que no
escatimó en afirmar lo siguiente:
“(…) las ONGs
debiéramos ocupar un lugar clave en la construcción del socialismo. (…)
“Las culpas
son innecesarias. Es importante más bien aclarar qué significa políticamente
este nuevo lugar de construcción del socialismo y encontrarle su utilidad. Cada
ONG alberga diversos procesos de encuentros y desencuentros con la política,
unos justos otros no. Que vienen no sólo de esos izquierdistas, sino de los
otros muy politizados. Lamentablemente me ha tocado ver algunas experiencias de
socialistas radicales y militantes gozando de varios autos y comodidad
familiar”. (Alfaro 1991: 92).
Desde luego que ahora la pequeña
burguesía de izquierda ya no piensa en el socialismo (para muchos el socialismo
ahora es sólo un “discurso desfasado” o muy “radical” para sus intereses),
piensa en los Derechos Humanos (y no sólo piensa, sino que principalmente vive
de su defensa mediante su usufructo), en la tolerancia y en la diversidad. Ahora
se presentan como “progresistas” .
Ahora último los “caviares” están empecinados en acumular un preciado capital social y cultural animando el “discurso de la memoria” sin reparo alguno [3] (mediante viajes, becas, investigaciones, creaciones de arte descafeinado para el deleite e impacto desenfadado, “sentidas” performances para expresar su narcisismo y demás). Estos memoriosos animan la "memoria" (su memoria) para ser reconocidos y apreciados como buenos ciudadanos, mientras motejan a quienes no se suman a su coro de ser "desmemoriados".
Ahora último los “caviares” están empecinados en acumular un preciado capital social y cultural animando el “discurso de la memoria” sin reparo alguno [3] (mediante viajes, becas, investigaciones, creaciones de arte descafeinado para el deleite e impacto desenfadado, “sentidas” performances para expresar su narcisismo y demás). Estos memoriosos animan la "memoria" (su memoria) para ser reconocidos y apreciados como buenos ciudadanos, mientras motejan a quienes no se suman a su coro de ser "desmemoriados".
El discurso que anima la “memoria”,
al margen de las buenas y legitimas intenciones que desde luego las hay,
actualmente se ha convertido para los “caviares” en el nuevo medio que tienen
para "sentir" y “acercarse” al pueblo (las clases populares). Ese viejo paternalismo de la pequeña burguesía
limeña de antaño ahora se pone una conocida máscara posmoderna porque pretende
caer bien a todos y quedar bien con todos.
El discurso y la práctica política de los “caviares” no deben pasar desapercibidos en la política nacional a pesar de que muchos, como dice parte de la canción que se lee en el epígrafe, no puedan darse cuenta aún de “cuantos colores, cuantas facetas tiene el pequeño burgués”.
El discurso y la práctica política de los “caviares” no deben pasar desapercibidos en la política nacional a pesar de que muchos, como dice parte de la canción que se lee en el epígrafe, no puedan darse cuenta aún de “cuantos colores, cuantas facetas tiene el pequeño burgués”.
Juan Archi Orihuela
Lima, 05 de septiembre de
2012.
Referencia Bibliográfica
ALFARO MORENO, Rosa María
1991 “La amistad, una
metáfora simple de nuevas utopías”, en: Márgenes Nº 7 (enero) SUR Casa de
Estudios del Socialismo, Lima. pp. 83-94.
CABALLERO, Manuel
1982 “Reflexiones sobre la historia
de la izquierda”, en: Nueva Sociedad
Nº 61, Julio-Agosto, pp.5-16.
FLORES GALINDO, Alberto
1991 “Reencontremos la
dimensión utópica”, en: Márgenes Nº 7 (enero) SUR Casa de
Estudios del Socialismo, Lima. pp. 75-83.
ZIZEK, Slavoj
2004 A propósito de Lenin. Política y
subjetividad en el capitalismo tardío. Atuel-Parusia, Buenos
Aires.
[1] La
izquierda, políticamente hablando, debe ser entendida en función de su
concreción espacial en el que se elaboran discursos (que tienen y adquieren
sentido) así como se constituyen sujetos en función de la correlación de
fuerzas del poder político. Para comprender el concepto de la izquierda como un
concepto espacial véase el artículo de Manuel Caballero (1982).
[2]
Reconocer que la Izquierda Unida (IU) fue dirigida por aquella pequeña
burguesía (el ala izquierda de la burguesía), aquella que ahora sólo ve y
rememora personajes o figuras icónicas (como por ejemplo Alfonso Barrantes) y
no como parte del movimiento popular que tenía una mayor dimensión, no
significa calificar a toda la IU de izquierda caviar. Las “bases” de la IU
fueron en su mayoría eminentemente populares. Pero sus dirigentes más
encumbrados (la dirección) fueron… la historia es tan conocida que no cabe
extender la nota.
[3]
Al respecto el politólogo Carlos Meléndez anota, a modo de testimonio, lo
siguiente: “Yo también trabajé en la CVR
[Comisión de la Verdad y Reconcialiación] y también me cambió la vida. Pero de otra manera: vi pasar por mis ojos la
frivolidad encubierta detrás de la “sensibilidad social”, la ociosidad del
intelectual con prestigio que sólo vivía de su nombre y no avanzaba ni un
carajo los capítulos correspondientes, los celos “profesionales” de los que se
computaban demasiado buenos como para no ser “comisionados”. Pero también
conocí gente decente, sin quienes, el Informe no hubiese salido. Así de simple.
Para mí, la CVR me permitió conocer quién es quién en este mundillo de
intelectuales, de izquierdosos, de “defensores de derechos humanos”. Digamos
que perdí “la inocencia”, si es que acaso algo me quedaba aún”. (Ver el texto completo aqui: Pulse)
P.S.
1. Ahí la Canción en harapos (1986) de Silvio Rodríguez que permite
entender por otros medios el papel de la pequeña burguesía de izquierda o de aquellos hijos de la burguesía que se presentan como progresistas. En el Perú tales sujetos son conocidos, muy conocidos.
"Que fácil es agitar un pañuelo a
la tropa solar
del manifiesto marxista y la
historia del hambre.
Que fácil es suspirar ante el
gesto del hombre
que cumple un deber
Y regalarle ropitas a la
pobrecita hija del chofer
Que fácil de enmascarar sale la
oportunidad.
Que fácil es engañar al que no
sabe leer
cuantos colores, cuantas facetas
tiene el pequeño burgués.
Que fácil es trascender con fama
de original
pero se sabe que entre los ciegos
el tuerto tiende a mandar.
Que fácil de apuntalar sale la
vieja moral
que se disfraza de barricada
de los que nunca tuvieron nada
Que bien prepara su máscara
el pequeño burgués.
Viva el harapo señor
y la mesa sin mantel
Viva el que huela a callejuela
a palabrota y taller.
Desde una mesa repleta cualquiera
decide aplaudir
la caravana en harapos de todos
los pobres.
Desde un mantel importado y un
vino añejado
se “lucha” muy bien
Desde una casa gigante
y un auto elegante se “sufre”
también
En un amable festín se suele ver
“combatir”.
Si fácil es abusar, más fácil es
condenar
y hacer papeles para la historia
para que te haga un lugar.
Que fácil es protestar por la
bomba que cayó
a mil kilómetros del ropero y del
refrigerador.
Que fácil es escribir
algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos
contra la cruz y el poder divino
siempre al alcance de la vidriera
y el comedor.
Viva el harapo señor
y la mesa sin mantel
Viva el que huela a callejuela
a palabrota y taller".