“Imponiéndose al destino
por nuestra lucha de clases
marcó el único camino
mi hermano [José] Carlos
Mariátegui”
(Nicomedes Santa Cruz)
En el Perú contemporáneo la
imagen de José Carlos Mariátegui ya no tiene la resignificación que tuvo en el
siglo XX, así como sus ideas, a saber, el socialismo. Asimismo, la izquierda
peruana, como espacio político, no sólo ha soslayado al que antes consideraba
el “Amauta” sino que muestra su desencanto por toda revolución social. La
posibilidad de una revolución socialista en el Perú animó la praxis y la
reflexión de José Carlos Mariátegui, mientras que ahora la reforma es al parecer lo más “radical” que pretende la izquierda
peruana y no para instaurar ninguna forma de socialismo, sino para hacer que la
forma del capitalismo funcione sin contratiempos (conflictos sociales).
Actualmente el socialismo en el
Perú no forma parte del discurso hegemónico de la izquierda peruana. El
problema del discurso y la práctica de la izquierda no es que se encuentre
“desfasada”, sino que se elabora y responde a lo que demanda la derecha peruana
y sobretodo por estar alejada de las clases populares. Por ello cierto discurso
de la izquierda peruana pretende insistentemente en mostrarse como “plural” y
“abierto”, así se convierta en un mero “cajón de sastre” y enfatice toda doxa sobre la democracia. Y más aún tal
izquierda no escatima en destilar un evidente cinismo, al que confunde con el
“realismo”, cuando algunos, otrora furibundos izquierdistas, identifican insistentemente
al socialismo con el autoritarismo. Para tal efecto los exorcismos sobre la
figura y las ideas de J. C. Mariátegui resulta funcional porque la amenaza de
una posible insurgencia es el chantaje que la derecha insistentemente les
recuerda y advierte a esa izquierda que pretende ser una “izquierda moderna”.
Pero no sólo es el chantaje de
cierto discurso de derecha que le impide percibir un horizonte político a la
izquierda en el Perú, sino que tal horizonte al haber sido percibido en función
del socialismo que impulsaba José Carlos Mariátegui no sólo ha perdido su
dimensión utópica sino incluso se ha convertido para muchos izquierdistas
peruanos (generalmente entre muchos cuarentones hacia delante que al haber
envejecido reproducen un discurso derrotista y complaciente) en una suerte de
pesadilla.
Pero las ideas y la figura del
joven José Carlos Mariátegui (murió a los 36 años) no siempre fue una amenaza,
sino una gran esperanza. En la novela Yawar
Fiesta (1941) de José María Arguedas se lee, y en parte ayuda a imaginar la
presencia de su figura en el pasado del siglo XX, lo siguiente:
“Cuando
terminó la sesión, Escobar se levantó de su asiento y se dirigió junto al
retrato de [José Carlos] Mariátegui, empezó a hablarle, como si el cuadro fuera
otro de los socios del “Centro Unión Lucanas”.
__ Te gustará
Werak´ocha lo que vamos a hacer. No has hablado por gusto, nosotros vamos a
cumplir lo que has dicho. No tengas cuidado, taita: nosotros no vamos a morir
antes de haber visto la justicia que has pedido. Aquí está Rodríguez comunero
de Chacralla, aquí estamos los chalos Córdova, Vargas, Martínez, Escobarcha;
estamos en Lima; hemos venido a medir su fuerza. Por el camino de los ayllus
hemos llegado. ¡Si hubieras visto esa faena, taita! Capaz hubieran sanado tus
piernas y tu sangre”.
Es claro que para los personajes
arguedianos la posibilidad de una revolución social es obra y creación de las
clases populares provincianas del Perú, estrechamente vinculadas a la comunidad
campesina. Desde luego que ese imaginario fue propio del Perú pre-velasquista.
Sin embargo, en el Perú post-velasquista, con los cambios en la estructura de
clases y la correlación de fuerzas, aún se mantuvo el anhelo de una revolución
socialista como consecuencia de la organización y la lucha popular. En
consonancia con tal anhelo, en 1983 se grabó la canción Al Amauta del grupo peruano Tiempo
Nuevo en el que se expresaba aún aquel anhelo revolucionario por construir
el socialismo en el Perú bajo la figura de José Carlos Mariátegui.
Oh tierra de rebeldes
Amaru [*] y Atusparia [**] cabalgan en tu historia
Atravesando haciendas, poblados, los Andes, los llanos
¡Justicia! ¡Justicia! van clamando.
Por una patria nueva de libros y trabajo
Mariátegui nos une, no más esclavos.
Arriba los puños, banderas en alto a José Carlos juramos…
Si juramos al Amauta, liberaremos la nación
Si juramos al Amauta ¡Que viva! ¡Viva! ¡La revolución!
Oh tierra dividida por amos y usureros
cerraremos tu herida ¡los jornaleros!
Martillos, arados, las redes, los cantos
¡Justicia! ¡Justicia! van clamando… [***]
Pero en el siglo XXI la ausencia
de José Carlos Mariátegui es sintomática porque la posibilidad de una
revolución socialista animada por los trabajadores se ha anulado. Actualmente
hay muchos jóvenes en la izquierda peruana que ya le han dicho (cínicamente)
“adiós a José Carlos Mariátegui” porque, entre otras razones, los viejos
izquierdistas se han convertido en la personificación del cinismo y la
resignación (al que llaman “realismo”). Tal derrotero evidencia la ausencia de
un horizonte utópico que permita no sólo una mayor movilización política sino
la posibilidad de una acción más allá de la coyuntura: Un proyecto político.
Pero los “martillos”, “arados”, “las redes”, “los cantos” que se movilizan en
el interior del país, hoy como ayer, al parecer no se resignan ante la falta de
un horizonte utópico.
La dimensión utópica de la
izquierda peruana no está en ser “moderna” sino en partir desde sus raíces, a
saber, el movimiento popular. Tal como acaecen los hechos políticos, sin la
figura y el socialismo que insistentemente animó José Carlos Mariátegui la
izquierda peruana podrá sentirse, pensarse y presentarse como quiera, menos como
revolucionaria. Al parecer la presencia de José Carlos Mariátegui en la
izquierda peruana resulta de gran importancia si pretende aún ser una izquierda
revolucionaria, para lo otro no es necesario incluso ser de izquierda, basta
ser “progresista” para que las cosas se mantengan tal como está e incluso
salvando el “modelo” mediante un discurso y una práctica socialdemócrata bien
“criolla” (tan retórico y tautológico).
Volver a José Carlos Mariátegui
no es sinónimo de un recital de sus ideas, ni mucho menos forzar y ajustar sus
impresiones sobre las primeras décadas del siglo XX al siglo XXI, sino una
apuesta rotunda por una izquierda estrechamente vinculada al movimiento popular
y a los trabajadores y sobretodo nadar políticamente contra la corriente. En un
río tan conservador y tan derechista como es la política peruana (en el que
cierta izquierda se parece mucho a la derecha), parafraseando al historiador
Alberto Flores Galindo, a la izquierda peruana le haría muy bien nadar contra
la corriente.
Juan Archi Orihuela
Martes 04 de diciembre de 2012.
________________
[*]
Amaru es José Gabriel Condorcanqui más conocido como Tupac Amaru II quien
dirigió en 1780 una de las más grandes insurgencias armadas en el virreinato
del Perú contra el poder colonial.
[**]
Atusparia es el dirigente campesino Pedro Pablo Atusparia quien dirigió un
levantamiento armado en 1885 contra el poder del gamonalismo (Poder gamonal y
de haciendas que se hacía pasar por república).
[***]
Ahí el enlace para escuchar la canción completa Al Amauta
[Suba el volumen para escuchar la
sonoridad de la canción o también puede ir al siguiente enlace: pulse ]
José Carlos Mariátegui y la movilización popular. Imagen tomada de aquí pulse |