En la última campaña electoral
del 2016 la candidatura de Keiko Fujimori generó una fuerte oposición por un amplio
sector de la ciudadanía. Las movilizaciones, la disputa de las ideas
(políticas, mediante los piquetes informativos y la discusión a través de las
redes sociales) y sobre el sentido común (que es el resultado de percepciones
sobre un determinado orden social moralmente aceptado), formaron parte de una contracampaña
antifujimorista que estuvo dirigida, organizada y convocada por La Coordinadora Keiko No Va. Actualmente ésta
coordinadora política se mantiene con una agenda que le permite tener presencia
y participación en la política local.
Aparentemente se trataría solo de
un movimiento de oposición, una suerte de hacer la política desde lo anti, es
decir, “estar en contra de”. ¿Se puede hacer política solo desde lo anti? ¿Esta
coordinadora forma parte de un movimiento político orgánico o solo es parte de
los hechos coyunturales? ¿Es un movimiento sin antecedente alguno? ¿Y por qué
aún se mantiene? Veamos.
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1. Historia
La Coordinadora Keiko No Va es el resultado de una serie de momentos y
experiencias políticas producto de determinadas coyunturas, en donde el
fujimorismo se percibió como una amenaza al orden democrático gubernamental del
país.
Entre el 2007 y el 2009, después
de la sentencia a Fujimori a 25 años de prisión (2009), que implicaba la etapa
de la extradición y el juicio (2007), muchos colectivos y ONGs vinculados a los
DDHH crearon una corriente de indignación y oposición contra Fujimori en
función de los principios de justicia y dignidad. El activismo fue una
característica, mediante plantones, propaganda y vigilias. Entre las
organizaciones que participaron de aquel entonces vinculadas a los DDHH se
encontraban la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), la Coordinadora
Contra la Impunidad (CCI), el Comité Malpica y una serie de movimientos y
colectivos actualmente desaparecidos como el Movimiento Todas Las Voces (MTLV),
Acción Crítica, El Colectivo (conformado por estudiantes y egresados de Bellas
Artes), el Movimiento por el Poder Popular (MMP), Integración Estudiantil (IE) y
demás.
En el 2009 tras el anuncio de
Keiko Fujimori de postular a la presidencia de la república, por un lado; y los
sucesivos pedidos de indultar a Fujimori, por otro, generaron y mantuvieron
viva la indignación contra el fujimorismo. Esa corriente de indignación y de
discusión generó en el interior de las redes sociales la aparición de una serie
de plataformas virtuales identificadas bajo el rótulo de No a Keiko (NAK), sus participes fueron identificados como los
activistas del NAK; entre los participantes de esas plataformas virtuales, Jota
Hurtado es reconocido como uno de los iniciadores de la discusión virtual. En
su momento ellos (los de NAK) tenían por objetivo principal incidir
políticamente en la ciudadanía, solo desde el espacio virtual, mediante un
claro y apasionado discurso antifujimorista en contra de la anunciada candidatura
de Keiko Fujimori, a la que percibían como una real amenaza del retorno del
fujimorismo.
En 2011 una vez iniciada la
contienda electoral, la oposición al fujimorismo pasa de las redes a la coordinación
para sumarse a la movilización bajo la consigna “Fujimori nunca más”. A partir
del mes de abril, este movimiento fue liderado por la CNDDHH y una serie de
actores políticos como la CCI y diversos activistas que se fueron sumando a lo
largo de la campaña. Gabriel Salazar Borja, historiador de profesión, fue el
responsable de la campaña que impulsó la CNDDHH. El trabajo que realizó la
CNDDHH consistió en coordinar reuniones en su local institucional con
diferentes colectivos y agrupaciones
políticas que se sumaban al evento, como la CCI, los activistas del NAK, MTLV, Mujeres
Resistencia, el Colectivo La Ruiz, Mujeres Dignidad, IE, Socialismo Justicia y
Participación, La Unidad (los tres últimos fueron organizaciones estudiantiles
de la UNMSM, solo IE se encuentra actualmente activo) y demás organizaciones. Por
aquel entonces el rostro más visible fue el de Rocío Silva Santisteban, como
representante de la CNDDHH, empero el trabajo en las redes por parte de los activistas
del NAK (que producían materiales visuales antikeiko para su difusión) y el
activismo en las calles de los anteriormente mencionados fue medular.
El trabajo del movimiento
Fujimori Nunca Más se concentró en la movilización nacional del 26 de mayo bajo
el lema “Por justicia y dignidad, Fujimori nunca más”. El modus operandi y la agenda que
enarbolaron los ubicó como un movimiento vinculado a los derechos humanos a
pesar de que se levantaron otras consignas y que otros colectivos o
agrupaciones políticas intentaron ampliar la agenda. La CNDDHH no solo coordinaba las reuniones, también
proporcionaba gran parte del material de propaganda y lo distribuía a nivel
nacional (a través de sus 78 organizaciones), costeaba el alquiler de los equipos
de sonido para los eventos y se encargaba de los permisos. Asimismo, cada
colectivo u organización política elaboraba su propio material y lo difundía, mediante piquetes informativos,
en diferentes mercados de los barrios de la ciudad de Lima. Como parte de un
trabajo amplio, y en muchas ocasiones manteniendo cierta autonomía táctica, el
activismo político de muchos estudiantes de las universidades públicas (UNMSM,
UNAM, UNFV, UNE) y privadas (Ruiz de Montoya, PUCP) formaron parte de ese
movimiento. Una vez concluida la campaña electoral, el movimiento se dispersa,
y solo se vuelve a activarse ante la amenaza de un posible indulto a Fujimori a
principios del 2012. En lo sucesivo el movimiento termina por disolverse.
Durante la campaña electoral del
2016, hechos como la derogación de la candidatura de César Acuña y la tacha a
Julio Guzmán, despertaron la amenaza del retorno del fujimorismo debido a que
se estaría despejando el camino para que
el fujimorismo pueda ganar en primera vuelta, a pesar de que las candidaturas
de izquierda se encontraban divididas y fraccionadas o que las demás
candidaturas representaran el continuismo de derecha. En ese escenario se suman
una serie de colectivos y agrupaciones políticas a la Coordinadora Keiko No Va que ya desde el mes de febrero venía
trabajando y acumulando fuerzas de oposición al fujimorismo. Las organizaciones que impulsaron esta coordinadora
fueron el Foro Juvenil de Izquierda (FJI) y la CNDDHH, ambos le dieron el
soporte político, y también el trabajo político del Movimiento Voz Socialista
(MVS) que los acercó a organizaciones sindicales que les permitió ampliar no
solo su red sino también su agenda, pasar de los derechos humanos a un
cuestionamiento sobre la economía-política que representaba el fujimorismo. Durante
la primera vuelta la coordinadora logró la participación de una serie de
colectivos y organizaciones sociales y políticas como la CCI, el Frente Amplio,
la CGTP, el SUTEP, la Federación de Petroleros, la Federación Textil, la
Federación de Trabajadores Telefónicos (FETRATEL), Ágora Popular, IE, FEPUC y
demás. Durante la segunda vuelta se sumaron a la coordinadora una serie de
partidos, algunos sacados de la carrera electoral como el Frente Amplio, a nivel de juventudes, y Todos por el Perú (liderado por aquel entonces por Julio Guzmán,
conocidos como los “jóvenes morados”). Asimismo, la apuesta por el “voto
crítico” que significaba apoyar la
candidatura de PPK, generó una serie de discrepancias internas en función de
principios vinculados a la izquierda, razón por la cual organizaciones como
Ágora Popular e Integración Estudiantil se alejaron de la coordinadora.
2. Organización y miembros
La Coordinadora Keiko No Va cuenta con dos comisiones de trabajo: La
comisión de organización y la comisión de prensa. La comisión de organización es la encargada de la coordinación de todos
sus miembros y es ella quien le da el soporte orgánico y la orientación
política. Por otro lado, La comisión de
prensa es la encargada de todo el contenido y la elaboración de los mensaje
políticos que se emplean para sustentar y difundir la propaganda política.
En la comisión de organización
destacan los liderazgos de Jorge Rodríguez Ríos, antropólogo, miembro del FJI;
Gabriel Salazar Borja, historiador, miembro de la CNDDHH; Sandra De La Cruz, arqueóloga,
miembro del FJI; Jorge Bracamonte, historiador, secretario ejecutivo de la
CNDDHH; Lorena Chavarri, dirigente de la Federación Textil; Carlos Rodríguez,
dirigente de FETRATEL; Carmen Amaro, miembro de la CCI y Bertha Fuentes, miembro del MVS. Conjuntamente con ellos
trabajan las vocerías estudiantiles, voceros
como Miguel Burgos Olavarría (UNMSM), Sebastián De Los Heros (UARM), Belén
Elías (PUCP) y Fabio Portocarrero (UNI) y activistas independientes como Alex
Quispe.
En la organización de prensa destacaron
los activistas del NAK. Pero también el trabajo fue colectivo y amplio,
realizado por una serie de colectivos y personajes que se sumaron como Piquete
Fotográfico, Colectivo Dignidad (Polo Blanco, representado por Jareth Solís),
Las Cholas Audiovisuales, el apoyo de Walter Hupiu (fotógrafo de La República)
y Paco Moreno (Diario Uno). Asimismo, como parte del desarrollo de la prensa y
difusión, el apoyo de agrupaciones culturales como el Bloque Hip Hop y movimientos juveniles como la Zona 2 (Villa
El Salvador, Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores) y de la Zona 9
(Pueblo Libre, Jesús María, Lince y Breña) fueron complementarios.
Los espacios de organización de
esta coordinadora fueron los locales de la Federación Textil, del FETRATEL, de
la CNDDHH y del Foro Salud.
El financiamiento de la
coordinadora proviene de dos fuentes, una de ellas es la ayuda económica que le
brinda la CNDDHH, la otra es producto de la autogestión de sus miembros, y consiste
en realizar colectas durante las asambleas o a través de sus colectivos o
agrupaciones políticas de donde provienen o también participan. La
administración de esos fondos lo realiza una comisión encargada para la
logística.
3. Propuesta política
Por la naturaleza de la
coordinadora que conjuga el espacio juvenil, el sindical y el socio-político
(en donde se ubican los movimientos sociales), De acuerdo a sus protagonistas,
la Coordinadora Keiko No Va hizo una
lectura de la situación política de aquel entonces y evaluó cómo enfrentar la
nueva candidatura del fujimorismo. Para eso se vieron en la necesidad de crear
un espacio institucional que pueda no solo canalizar el descontento ciudadano contra
el fujimorismo, sino también organizar a las demás organizaciones sociales y
políticas opuestas al fujimorismo. Para la coordinadora, el discurso de los
DDHH se había agotado frente al “nuevo fujimorismo” que insistentemente Steven
Levitsky presentaba. Por eso, se tuvo que ampliar la agenda de los DDHH y
cuestionar otras ideas fuerzas que sostienen la desigualdad del modelo
económico, “entonces enfatizamos la idea de que la candidatura del fujimorismo fue
la causante de las desigualdades que generó la aplicación de las políticas de
los 90. Y esa candidatura (la de Keiko), iba a dar el poder a un gobierno que
seguiría aplicando esa misma política de desigualdad, como por ejemplo, los
despidos masivos, la preservación y defensa de la inestabilidad laboral y una
serie de hechos y casos productos del modelo económico”, sostiene Jorge
Rodríguez.
El objetivo a corto plazo fue
evitar el triunfo del fujimorismo en el gobierno. Luego se plantearon no regalar
el espacio político a la derecha y enfatizar la idea-fuerza que el triunfo de
PPK fue un voto contra Fujimori y además recordarle al nuevo gobierno que hay
compromisos pendientes con diferentes sectores de la sociedad civil que
apoyaron la candidatura de PPK.
A largo plazo y en función de los
hechos, la coordinadora pretende generar un frente social amplio en el que
confluyan todas las luchas y disputas sobre el modelo económico y sus
consecuencias sociales y políticas en la población en general. Como, por ejemplo, remarcar que la corrupción es parte del modelo neoliberal, debido a que no sólo
formó parte de una determinada empresa (El caso Obredecht) sino que al parecer
es un mecanismo para mantener el orden económico. Los últimos gobiernos,
sostienen los de la coordinadora, que continuaron con el modelo neoliberal no
se oponían a las reformas de cambio por cuestiones tecnocráticas sino por
cuestiones pecuniarias muy particulares: Corrupción.
Para lo último, son conscientes
de que llegará un momento en que la coordinadora deje de existir, en la medida
que el fujimorismo deje de ser una amenaza o formen parte o apoyen a una
alternativa diferente de cambio y de una convocatoria amplia. “Si el
fujimorismo no fuera una amenaza, este espacio (la coordinadora) habría
cumplido su tiempo. Sin embargo, vemos que el fujimorismo sigue siendo una
amenaza para el país. El fujimorismo pretende a partir de esta coyuntura,
producto del caso Odebrecht, pretende generar una crisis tal en donde ellos
puedan llegar al poder o minar de manera directa y grosera al gobierno en
función de sus intereses (…) El fujimorismo pretende hacerse del poder
corrupto, eso es un peligro y continua siendo una amenaza. Esta coyuntura (la
corrupción) no es solo del fujimorismo sino del modelo económico, y ahí vemos
un peligro, que la transición democrática al entrar en crisis culmine en una
salida política conservadora. Y contra eso estamos peleando ahora”, sostiene
Gabriel Salazar.
4. Situación actual o la tercera fase
La primera fase sería el
antecedente que generó a la coordinadora antes del 2016; la segunda fase, el
proceso de la campaña para evitar que gane el fujimorismo; y la tercera fase,
toda la actividad post electoral en un nuevo escenario y con un nuevo gobierno.
Por eso, de acuerdo a la estrategia de la coordinadora se pretende ganar
espacios de incidencia en el nuevo gobierno, disputar no sólo mediante
movilizaciones sino también mediante el cuestionamiento a las ideas que
representa el fujimorismo en el orden económico, es decir, hacer ver que el
fujimorismo sigue ejerciendo poder político y que muchas de las medidas del
nuevo gobierno son el resultado de una determinada correlación de fuerzas en el
que no solo el fujimorismo influye sino que en algunos casos también determina.
Por eso, participaron y participan de movilizaciones como “Ni un sol menos”,
“La ley universitaria”, la captura del BCR y la actual campaña contra la
corrupción.
Actualmente (*), la Coordinadora No a Keiko, conjuntamente
con la CCI, los activistas del NAK, Integración Estudiantil, partidos como
Tierra y Libertad y la agrupación Nuevo Perú vienen conformando la Coordinadora
Contra la Corrupción, bajo el lema de campaña “Corrupción nunca más”.
Juan Archi Orihuela
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(*) Este artículo fue publicado originalmente,
con algunas modificaciones, en el Semanario Sucesos, marzo del 2017: http://www.sucesos.pe/nota/33-en-redes-keiko-no-va